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jueves, 12 de junio de 2014

Compromiso no es Intención

«A los efectos de poseer conocimientos, es mucho mejor estar en el error que en la confusión. El error te permite rectificar si te convencen nuevos argumentos. En cambio, la confusión implica siempre un desorden mental que te recluye en un laberinto sin salida.» (Francesc de Carreras)(1).

Esta es la imagen del verdadero compromiso
Las causas que llevan a una publicación pueden ser varias, pero creo que se pueden resumir en dos: a) introspección pura, y en este caso resulta casi imposible establecer el origen real de la misma, y b) un hecho desencadenante, circunstancia en la que hoy me encuentro y que agradezco, porque me evita el estrés de convocar a las musas y esperar a que llegue la inspiración.

El hecho desencadenante ha sido una afirmación vertida por mi interlocutor en el curso de un debate virtual sobre un tema que no viene al caso, porque lo verdaderamente determinante es el propio hecho de mi participación, vulnerando lo que creía un compromiso (2) cuando en realidad se trataba de una intención. Y con esta introducción creo que queda claro que, para mí, ambos términos no son lo mismo.

Y esto es lo que mantenía mi interlocutor, el cual, refutando mi opinión señalando la debilidad de manifestar la intención frente a declarar el compromiso, argumentaba que eran sinónimos. Y para ello, recurría al diccionario, de la siguiente guisa:

«Recurramos a la RAE como Germán hace con la palabra “manifiesto”
intención.
(Del lat. intentĭo, -ōnis).
1. f. Determinación de la voluntad en orden a un fin.»

Y concluye:

«Intención, determinación, compromiso… son sinónimos.»

Como se puede apreciar, reforzaba su argumento con un pretendidamente equitativo «como hace Germán», argumento que no veo que soporte realmente su conclusión, porque lo de que son sinónimos no lo dice la RAE, lo dice él. En cualquier caso, esto, por la debilidad de la argumentación (3), no es lo realmente importante. Lo realmente importante es la omisión en su análisis de lo que dice la RAE del término «compromiso», que es precisamente ésto:

compromiso.
(Del lat. compromissum).
1. m. Obligación contraída.
2. m. Palabra dada.

De lo que se deduce que, según mi interlocutor, la «determinación de la voluntad con respecto a un fin» es sinónimo de una «obligación contraída» o de una «palabra dada». Pues para mí, no lo son (4).

Pero quiero dejar muy claro que esta publicación no trata, cual un Mourinho cualquiera, de meter el dedo en el ojo a mi oponente, sino de profundizar en la enorme diferencia existente entre ambos términos y en la facilidad con la que, aun quien tiene las cosas claras, puede caer en la trampa, como ha sido mi caso.

Siempre he definido la ética como la colección de compromisos adoptados con el entorno próximo y lejano, lo que deja meridianamente clara la importancia que le concedo al término. Porque la ética se nutre de compromisos, no de intenciones, porque «de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno»(5). Pienso honestamente que declarar tener intención de hacer algo es una proposición débil, que deja siempre vías de escape o justificación para no hacer ese algo. Convenientemente justificado, claro. No siempre de forma premeditada —aunque creo que la mayoría de políticos comen aparte—, pero, qué duda cabe que una declaración de intenciones es más cómoda que una declaración de compromisos.

Porque es muy distinto declarar un compromiso y no cumplirlo que el hecho de no cumplir una intención, porque, volviendo a la RAE —atento interlocutor, si lees este artículo—, siempre tenemos la coartada de argumentar que el fin ha cambiado (6). En cambio, el compromiso es incondicional. Y de esto se deduce también que existe una condición, sólo una, para que se puede defender su similitud: que el fin al que se aplica la intención sea berroqueño e inamovible. En cualquier caso, para qué complicarlo: Compromiso no es Intención.

Por lo tanto, llenemos nuestra ética de compromisos, no de intenciones. Y si el compromiso no se cumple, aceptemos las consecuencias. Porque tanto si el compromiso ha sido externo como interno, las tendrá. Y no olvidemos que la Calidad es el grado de cumplimiento de nuestros compromisos, no de nuestras intenciones. Y que la Excelencia representa hacerlo de la forma más sencilla, sin exteriorización, sin exigencia de medallas ni reconocimientos.

Y no me gustaría terminar sin hacer referencia a una definición paradigmática de lo que significa comprometerse. Hace ya muchos años, en uno de los primeros seminarios a los que asistí como ingeniero, se nos hizo a los bisoños asistentes esta pregunta:

En un plato de huevos fritos con jamón, ¿quién está más comprometido, la gallina o el cerdo? 

Tras risas y murmullos, surgieron respuestas discrepantes. Entonces llegó la solución por parte del ponente:

La gallina está simplemente «involucrada», pero quien está verdaderamente «comprometido» es el cerdo(7).

Notas:
  1. No es la primera vez que utilizo esta frase, pero creo que en pocas ocasiones habrá estado más justificada.
  2. Decidí tiempo ha —tomé el compromiso— no participar más en debates virtuales, tras llegar a la conclusión de la enorme dificultad (implícita y forzada) de establecer una verdadera comunicación.
  3. Que digo debilidad, ausencia.
  4. En este punto, comprendí que era una pérdida de tiempo continuar con el debate y, con el mayor de los respetos, lo abandoné, con lo que reafirmo mi compromiso.
  5. Anónimo.
  6. Excusa de mal pagador.
  7. Yo, normalmente, prefiero ser cerdo a gallina.

3 comentarios:

  1. Soy el interlocutor.

    Una palabra en distintos contextos puede significar cosas distintas y distintas palabras en ciertos contextos pueden significar lo mismo.

    No voy a entrar en un debate inútil, pero a cambio te voy a plantear una duda ética:
    Imagina que tienes un firme propósito de llevar a cabo una acción, pero gran parte del éxito de esa acción no está en tu mano sino en la de otro. En esas circunstancias ¿dirías que tienes la intención de hacer algo o que asumes el compromiso de hacer algo?

    Un abrazo.

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  2. Hola interlocutor. Completamente de acuerdo en no entrar en un debate inútil. Por otra parte, siempre he tenido el convencimiento que recurrir al contexto es un argumento defensivo e indicativo de clara inconsistencia. Haberlo pensado antes. Porque pienso que la calidad de una proposición –no de Guerra y Paz de Tolstoi– es inversamente proporcional al número de interpretaciones que permite. En cuanto a tu planteamiento no me suscita ninguna duda ética: Yo, si el éxito de la acción no está en mi mano, no me comprometo. Es de perogrullo. No digo que me comprometo, digo que lo intento. Porque compremeterse sabiendo que no depende de ti, es una estafa a los demás. Así lo veo.

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  3. Una intención es fácilmente revocable ... no hay contrato.
    Un compromiso va más allá, es un contrato y suele ser irrevocable si todas las partes cumplen sus obligaciones.
    Del Código de Comercio.

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