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miércoles, 18 de junio de 2014

Análisis y/o Síntesis

«Paradójicamente, alejarse es acercarse», vulgo (acepción 4) «Los árboles te impiden ver el bosque».


análisis.
(Del gr. ἀνάλυσις).
1. m. Distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos.
síntesis.
(Del lat. Synthĕsis, y este del gr. σύνθεσις).
1. f. Composición de un todo por la reunión de sus partes.
2. f. Suma y compendio de una materia u otra cosa.
vulgo.
(Del lat. vulgus).
1. m. El común de la gente popular.
2. m. Conjunto de las personas que en cada materia no conocen más que la parte superficial.
3. m. germ. Mancebía (‖ casa de prostitución).
4. adv. m. vulgarmente (‖ comúnmente).

Y con esto —y con la ayuda inestimable del DRAE—, que creo resuelve con claridad el dilema planteado en el título, ya podríamos terminar. Pero voy a analizar un poco más el tema, con un enfoque especial en el vulgo, aunque en esta ocasión en su acepción 2.

El antecedente inmediato de esta entrada es, precisamente, un análisis publicado sobre un documento —cuyo contenido no es relevante aquí y ahora—, publicación que generó, como réplica o refutación, un análisis del análisis y como crítica constructiva, la contraposición del pensamiento analítico (es decir, el mío) con el sintético (es decir, el del crítico). En honor de la verdad, debo decir que se trata de dos personas distintas.

Puestos ya en materia, empezaré con el análisis del análisis. En mi opinión, cuando alguien desea refutar un análisis, lo que tiene que hacer es contraponer el suyo propio. Por lo menos, esto es lo que yo haría. Empezar de cero y proponer el mío, sin hacer mención ni referencia alguna al análisis que creo errado. Esta es la posición correcta, en especial, si el autor del análisis objeto de refutación (en este caso, yo) ha dejado muy claro de entrada que no desea polémica sino estimular análisis alternativos. Cuando se actúa de esta forma, que me parece una acción cómoda y seguidista absolutamente exenta de creatividad, uno se expone a ser objeto de un análisis al cubo (análisis de tu análisis del análisis), juego iterativo que, por estéril, me abstuve de practicar. En cualquier caso, esta primera consecuencia de mi análisis la considero absolutamente anecdótica y carente de valor, si la comparamos con la segunda, representada por  la contraposición conceptual de análisis y síntesis.

Empezaré por el final, declarando que me inclino por la conjunción copulativa (y) y descarto la disyuntiva (o). Y además, en el orden citado: primero análisis y después síntesis, lo cual no quiere decir en absoluto que siempre deban darse ambos en secuencia temporal continua. Lo que quiero decir es que no puede existir síntesis (composición de un todo por la reunión de sus partes) sin análisis (distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos). Y que quien actúa de forma distinta, entra en categoría de vulgo, es decir, del conjunto de las personas que en cada materia no conocen más que la parte superficial.

En síntesis, «es imposible reunir las partes de algo sin conocerlas». Así de simple. Por lo tanto creo que todos somos a la vez, aunque en distinto grado, analíticos y sintéticos. Y los que lo niegan, los que se adscriben sin matices a una u otra categoría, pertenecen también a la negada, aunque de forma inconsciente. Y esta última proposición conduce inevitablemente a las conclusiones:

Un buen análisis es garantía de éxito, tanto en la toma de decisiones como en adquirir conocimiento en cualquier tema. Y este análisis —que siempre existe— debe ser consciente y racional, lo que tampoco quiere decir eterno, sino práctico, es decir orientado a un fin concreto. Creo que es un principio de calidad digno de incorporar a nuestra ética. En mi caso, me considero principalmente analítico, y dejo lo sintético para cuando hace falta.

 «Es bueno tener la mente abierta, pero no tanto como para que se te caiga el cerebro» (Richard Feynman).

«El exceso de análisis conduce a la parálisis» (aforismo que tengo gastado, del cual ignoro la fuente concreta, aunque lo atribuyo a uno de mis excelentes profesores).

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