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sábado, 31 de agosto de 2013

No decir No no es decir Sí

o «La vida no es sólo blanco o negro; la vida también es gris».

El sábado parece un día propicio para escribir. Probablemente, no será así para todo el mundo, pero, en mi caso, despierta esa especie de necesidad oculta que nos asalta en ocasiones y nos crea un cierto desasosiego, ligero, pero notable. Uno de estos sábados será cuestión de reflexionar sobre la causa, pero, en el día de hoy, aprovechando unos sucesos de lamentable actualidad, me voy a concentrar en un tema que creo merece cierta atención.

Por mi condición de clase pasiva, tengo una cierta limitación en el número y variedad de fuentes de información externa –en mi vida profesional activa mi entorno vital era mucho más amplio y heterogéneo–, que se resumen en mi entorno familiar, mis amistades –éstos de perfil más que conocido–, los medios –prensa (en mi caso, tres periódicos de línea discrepante), radio y TV– y las redes sociales, de las que, a los efectos de esta entrada, destaco Facebook. Dado que el ser humano –por lo menos, en mi caso– es como las esponjas, es decir, absorbe con facilidad la información, pero también se satura y su receptividad tiende a cero, resulta de lo más conveniente exprimir lo absorbido –lo que provoca inevitablemente la expulsión de lo sobrante– para hacer sitio. Y este juego de absorber y expulsar, esta bi-direccionalidad, no es más que lo que entendemos por comunicación, únicamente factible con personas reales y, como veremos, en mucha menor medida, virtuales. Con lo que llegamos a la cuestión de hoy: ¿son las redes sociales una verdadera herramienta de comunicación?

Cuando nos encontramos cara a cara con alguien real, la comunicación se establece a pesar del silencio. La entrada y salida de información provocada por la compleja gestualidad del rostro es enorme, haciendo, en ocasiones, innecesario el uso de la palabra. Y si hacemos uso de ella, sin que existan garantías de conseguir establecer línea, lo que resulta siempre cierto es que podemos llegar a conclusiones válidas –para nosotros, por supuesto– sobre la persona que tenemos enfrente.

La lamentable utilización por parte de indeterminadas «no personas» de un agente químico en Siria con el resultado de más de 1.400 víctimas y la persistente especulación sobre una eventual acción de castigo por parte de EEUU y otras potencias occidentales, con o sin el apoyo de la ONU, ha generado un sinfín de publicaciones en Facebook que contrasta con el silencio que han merecido las más de 100.000 víctimas por causas –o armas– más convencionales, es decir, simples bombas o balas. Pero esto no es lo determinante –a fin de cuentas, sucede más o menos lo mismo en el mundo real–. Lo determinante es el carácter de las publicaciones, en particular las imperativas, como un escueto y tronante: ¡¡¡No a la guerra!!!

No decir No no es decir Sí
Inevitablemente, al leerla, me imagino que me encuentro frente a frente con la persona que me la espeta y en la determinada expresión de su ceñudo rostro veo que está esperando mi contestación. ¿Qué hago? Si me callo... ¿otorgo? Algo me dice que esto es lo que piensa mi «interlocutor». ¿Cuál es el objetivo de esta obvia publicación? ¿Se refiere a la intervención de EEUU? ¿Qué descerebrado puede decir sí a la guerra? ¿Qué matices permite una publicación de este tipo? Por esto es por lo que pienso que las redes sociales son simples escaparates donde exponer nuestras fobias y filias, nuestras miserias, sin dejar el mínimo resquicio a la comunicación. Simples puertas de nevera llenas de mudas pegatinas que nos observan mientras preparamos el café. Y por esto es por lo que, tras repetidos intentos de conseguir verdadera comunicación, he desistido.

De hecho, a contrario sensu, podríamos equiparar sentencias como la comentada con un «¡¡¡Sí a la libertad!!!» o «¡¡¡Sí a la paz!!!» ¿Quién no las suscribe?

Ante publicaciones de este tipo mi reacción es de indiferencia aunque, probablemente, un día, a modo de experimento, me veré impelido a llenar mi muro de todo un catálogo de imaginativas obviedades, en este caso de valor bastante más absoluto, tales como «No a la violencia de género», «No a la violación», «No a la corrupción política», «No a la pederastia», «No a la homofobia», «No a la xenofobia», «No al maltrato animal», «No a ...» ¿Cuántos Nóes podríamos publicar? Esto, que no es en absoluto necesario en la vida real, donde, en nuestro entorno, todos nos conocemos, podría ser valorado positivamente por el batallón de iluminados y justicieros virtuales que, amparados en el incógnito, pueblan las redes en su interesada lucha por modificar su mundo –ellos le llamarían «mejorar»– aproximándolo a sus querencias, simpatías y necesidades. Todo ello, en el supuesto de que el carnet virtual que conceden sirviera para algo útil. No para mí.

Ni que decir tiene que estas reflexiones están dedicadas a un colectivo muy concreto y no son extensibles a muchos usuarios de las redes sociales y amigos virtuales que perseveran en su estéril intento de decantar el balance hacia los valores positivos que representan una verdadera y sincera comunicación sin ánimo de proselitismo ni atisbo de dogmatismo. Pero son los menos, aunque son los que dignifican el medio.

Reconduciendo el tema al propósito del blog: A pesar de la inadecuación de la herramienta, la comunicación virtual debería ser fiel reflejo de la comunicación real. Comportarse, sin trampa ni cartón, del mismo modo que lo haríamos en un cara a cara. Este compromiso, que quizá se cumple también en los casos criticados, es también un reflejo de nuestra ética personal. Aunque en un cara a cara, a veces, con algunos, acabásemos mal. En el fondo, la comunicación virtual –o su sucedáneo– no deja de ser una ventaja.

Y como guinda, una publicación propia (y calentita, de hoy):

«Asumiendo la indiscutible subjetividad que caracteriza las siguientes valoraciones cualitativas, pienso que un solo destello fugaz de autenticidad, originalidad, belleza, transparencia, ingenio, respeto, templanza o equilibrio –que no equidistancia–, es capaz de velar cientos de manifiestos o deposiciones exhibicionistas, superficiales, adocenadas, tendenciosas, intolerantes, crípticas, supuestamente eruditas o moralmente ejemplarizantes. Estos destellos son raros por infrecuentes, pero haberlos haylos y su brillo es tal que hacen innecesaria la tediosa tarea de separar el grano de la paja. Que duren..., porque son el principal signo de vida en esta selva virtual. ¿O quizá mejor, desierto?»

Nota: Por su indudable relación he aquí un enlace con Beatles, Facebook y derecho a decidir.

3 comentarios:

  1. la historia se ha encargado de demostrarnos que si existen los descerebrados a los que haces mención , actualmente hay gente que si , dice " si a la guerra". es posible que como bien mencionas las personalidades se proyecten mediante las publicaciones como preferencias inconscientes de expresión. Pero todo aquel individuo que forme parte de la red social virtual es un individuo fóbico y filico , desde el momento que usa la comunicación virtual como mecanismo de "no" interacción real con el mundo se resiste fóbicamente al acto de lo interpersonal y parafilicamente se adhiere a lo que resuelva su problema de comunicación y expresión en una dinámica de ambivalencia. todos los que estamos aquí cumplimos en parte el perfil. respecto a lo obvio y lo autentico , posiblemente estés en lo correcto sin embargo la autenticidad no es característica de Facebook y nunca lo ha sido , estamos aquí para compartir , estados , ideas , aficiones , preferencias , ideales, cultura etc. si alguien busca la originalidad y la intelectualidad en redes sociales virtuales , esta buscando en el sitio equivocado. respecto a siria no vale creo el decir que cosas son mas o menos efectivas a la hora de querer ser si probablemente si el justiciero que usted dice debido a la impotencia que genera la idea de no tener los recursos para poder parar este tipo de actos bestiales. a la hora de alzar la voz un no a la guerra o un si a la paz dan igual mientras conduzcan a algún tipo de conciencia social respecto a sus actos.

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    1. Gracias por tu comentario, que no hace otra cosa sino enriquecer estas personales reflexiones. Indudablemente, el tema de Siria merece mucha más atención y racionalidad de la que cabe en esta entrada o de la que le puede conceder Facebook. Respecto a justificar la publicación de una –en mi humilde opinión– lamentable e hiriente foto (acompañada de un textual "sin palabras") en un medio del que reconoces su superficialidad y su falta de originalidad o intelectualidad, en la impotencia generada por la falta de recursos para parar este tipo de actos, me pregunto quién los tiene realmente. Acepto la buena intención, pero pretender despertar conciencia social con iniciativas de este tipo en medios de este tipo, me parece una ingenuidad y una demostración de incoherencia que desprende un cierto aroma de exhibicionismo gratuito el cual, francamente, no aporta nada nuevo. Más bien, trivializa, por anestesia, la barbarie.

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  2. Señor Laborda , como siempre es un gusto debatir con usted. indudablemente como bien lo menciona, aquí en un blog o en una red social no se encontrara atención debida o solución a un problema de tal envergadura. sin embargo y de antemano quisiera aclarar que si comprendo su punto ( de la "anestesia" )y en eso estoy de acuerdo , puesto que la exposición constante a este tipo de imágenes e información violenta y penosa genera como consecuencia lógica una desensibilización sistemática a nivel social de este tipo de actos.
    De acuerdo estoy también en que las iniciativas tomadas por mi persona son de bajo impacto social y que muy probablemente no generen cambios para bien o para mal o me gustaría mejor decir negativos o positivos para dejar a un lado el aspecto moral en la critica. desde luego esto es muy subjetivo y no seria adecuado realizar afirmaciones.
    sin duda me ha echo reflexionar usted mas de lo que imagina , sin embargo me queda ese sabor de exageración ,inflexión e intolerancia en sus publicaciones e intervenciones y se lo digo con todo el respeto que usted se merece , puesto que reconozco su gran capacidad de análisis.
    creo que lo mas difícil en cuestiones de escribir y proyectarse es saber hacer sentir las verdaderas intenciones del acto de pensar , del pensamiento emergente a la consciencia. pero de acuerdo estoy también en que a veces las intenciones no bastan y no van mas allá de lo que el espectador quiere y puede generar solo y para si mismo , sin tener el emisor control alguno sobre su percepción.
    por ultimo ya no es para mi en lo personal adecuado justificarme y defender argumentos , ideologías , causas etc. por que como dicen por ahí...

    cuando crezcas descubrirás
    que ya defendiste mentiras,
    te engañaste a ti mismo
    o sufriste por tonterías

    si eres un buen guerrero
    no te culparas por ello
    pero tampoco dejaras
    que tus errores se repitan.

    pablo Neruda.

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