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domingo, 9 de noviembre de 2014

Comunicación: Tipología Geométrica

Después de un largo período de descanso desde mi último y musical artículo, abordo de nuevo un tema que siempre me ha preocupado: la comunicación. Y lo voy a hacer estableciendo una correlación metafórica entre las figuras elementales de la geometría plana y el proceso de comunicación, correlación que, espero demostrar, va más allá de la epidérmica forma y define con precisión el fondo de la cuestión.

En primer lugar, estableceremos las premisas que acotan el alcance de este escrito:
  • Por “comunicación” entendemos un proceso que transmite un mensaje entre dos sujetos, a los que llamaremos emisor y receptor; Esto incluye los tres modos típicos: unidireccional (simplex, por ejemplo, una conferencia de Sheldon Lee Cooper o una rueda de prensa de Mariano Rajoy), bidireccional alternativa (half-duplex, por ejemplo, un debate del Congreso o en FaceBook) y bidireccional simultánea (full-duplex, por ejemplo, una conversación telefónica);
  • Se entiende que existe comunicación en tanto ambos sujetos se reconocen como conectados, lo que implica siempre un inicio y un final de conexión identificable;
  • Esto significa que quedan excluidos, por ejemplo, clamar en el desierto o gritar desde la cumbre de un fiordo noruego y discusiones eternas y filosóficas como debatir sobre el sexo de los ángeles;
  • Además de tener límites temporales identificables, nuestra comunicación deberá tener un propósito, aceptado por ambas partes;
  • Por último, la comunicación en modo uno-a-muchos (broadcast, por ejemplo, un programa de radio), a nuestros efectos, siempre se tratará como una suma de uno-a-uno (simplex);
  • En cuanto a su final, se producirá por desconexión voluntaria del emisor o del receptor, ya sea por haber alcanzado su propósito, por la convicción de su imposibilidad o por puro aburrimiento.
Distintos tipos de comunicación geométrica.

Espiral:
Distinguiremos dos tipos, la repulsiva y la atractiva. Ambas se caracterizan porque los sujetos se sienten conceptualmente próximos y mantienen la conexión durante el tiempo suficiente para dar varias vueltas completas a la argumentación, sin lograr coincidencia plena en cada giro. Si se produce alejamiento de posturas, tenemos una espiral repulsiva. Si, por el contrario, se produce acercamiento, tenemos una espiral atractiva.

En el primer caso, la comunicación cesa cuando el alejamiento de posturas la impide, ya sea de modo real (no se escuchan) o figurado (uno, otro o ambos, se agotan).

En el segundo caso, la comunicación finaliza cuando la densidad del mensaje compartido se ha hecho tan masiva, que, a modo de agujero negro, se concentra en un punto (una singularidad) e impide la salida a la luz de toda discrepancia: en resumen, por ejemplo, en una discusión, los sujetos se han puesto de acuerdo o, en una conferencia, tras las dudas iniciales, hay coincidencia plena. Este es el modo más noble de resolver diferencias: el método de aproximaciones sucesivas.

Círculo:
Caso particular del anterior, en el que pueden suceder dos cosas: que estén completamente de acuerdo o que discrepen totalmente. En ambos casos, dar más de un giro al mismo mensaje resulta de una ineficacia absoluta, lo cual no impide que existan sujetos que disfrutan dando vueltas al tio-vivo conceptual sin más beneficio que la pérdida de tiempo, probablemente, porque les sobra. Si el final del proceso se produce en el primer giro, se trata de una decisión racional que honra a quien la toma. Si no es así, qué duda cabe de que se producirá por agotamiento físico o mental.

Parábola:
Consideraremos parabólica toda comunicación simétrica que está bien enfocada, es decir que el(los) mensaje(s) que intervienen convergen en el propósito, también llamado foco de atención de los sujetos. Por lo tanto, una comunicación parabólica está en los antípodas de una comunicación dispersa, de difícil, sino imposible, representación geométrica. Del mismo modo que la espiral, por tratarse de una figura abierta, el sentido del desplazamiento es significativo. Si nos aproximamos al vértice (discrepancia mínima) existe acercamiento de posturas y si nos alejamos, todo lo contrario.

Hipérbola:
La característica principal de una comunicación hiperbólica es que coexisten dos focos y dos vértices y que el desarrollo del proceso puede ser asintótico, es decir, tender a infinito. Por lo tanto, aunque existen, no son comunicaciones demasiado recomendables, porque requieren discutir de dos cosas a la vez. Aunque no debe confundirse con el término «hipérbole», su significado académico (RAE) nos viene al pelo: «Figura que consiste en aumentar o disminuir excesivamente aquello de que se habla; exageración de una circunstancia, relato o noticia». Más claro, el agua.

Línea:
Una comunicación lineal es la que presenta un inicio y final claro y meridiano. Empieza y termina de forma contundente, con independencia del resultado. Puede ser recta, curva, quebrada o sinuosa, cuyos significados son autoexplicativos. Pero lo que no se le puede negar es concreción y, si cumple el propósito, eficacia y eficiencia máxima.

Conclusiones:
Llegados a este punto, creo que la correlación geométrica de la comunicación es algo que puede sostenerse con cierto fundamento. Por descontado, pueden existir más figuras, en especial, las cerradas, de las que únicamente hemos tratado el círculo, el cual no es más que un polígono de infinitos lados. Pero su propia forma, ya sea elipse o polígono regular o irregular, nos dice claramente el tipo de comunicación que representan (abrupta, errática, desordenada, etc.). Por lo tanto, objetivo cumplido.

Ahora sólo resta justificar qué pinta toda esta digresión geométrica en este blog. Vamos a intentarlo también: Personalmente, intento practicar, prefiero y recomiendo la comunicación espiral atractiva y la rectilínea. Creo que son las de más Calidad (ambas) y Excelencia (la segunda).

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