Si visita este blog por PRIMERA VEZ, le recomendamos leer EN PRIMER LUGAR Empezando por el principio.


lunes, 3 de septiembre de 2012

Entendimiento y Comprensión

Tras el obligado paréntesis motivado por mi incapacidad temporal de relacionarme con el teclado y la pantalla, retomamos la publicación con un tema recurrente en mi imaginario, catalizado por unos hechos recientes que no describiré y que, podríamos decir, han representado la gota que colma el vaso.

A los efectos de asentar conceptos generales, empezaremos con una obviedad: en una publicación anterior planteo que no somos nada (no existimos) si no nos relacionamos con nuestro entorno. Es más, acuño una variante del clásico de Descartes que proclama: "Actúo, luego existo". A partir de este supuesto, resulta evidente que el pre-requisito indispensable para que nuestra relación con el entorno sea adecuada consiste en una comunicación fiable y de calidad. Esto, por descontado, es una condición necesaria, aunque no suficiente. Pero si no establecemos comunicación, no nos relacionamos. Y, por si fuera poco, dado que la comunicación debe ser bidireccional, su inadecuación puede devolvernos información del entorno absolutamente sesgada y, en el peor de los casos, errónea.

Entender y comprender no siempre es fácil.
Y aquí aparece el título. Entendimiento y Comprensión son dos conceptos estrechamente ligados a la comunicación. Para conseguir una adecuada comunicación, es absolutamente necesario entender y comprender al interlocutor (una adecuada entrada de información, no controlada por nosotros) y esforzarte en hacer entender y comprender tus planteamientos (una adecuada salida de información, sobre la que tenemos todo el control).

Empecemos, como siempre, dejando claro el significado, en mi humilde opinión, de ambos términos. Mal iría desarrollar todo un artículo dedicado al entendimiento y la comprensión sin saber de qué puñetas estamos hablando (1).

Deberíamos tener bastante claro que no es lo mismo "entender" que "comprender". Porque, supongo que entiendes lo que escribo, pero... ¿lo comprendes?

"Entender" es percibir el significado de algo, aunque no se comprenda, mientras que "Comprender" es hacer propio lo que se entiende y asumirlo, lo que te permite actuar de forma coherente y congruente con ello. La diferencia entre "entender" y "comprender" se puede apreciar en los siguientes ejemplos:
  1. Se puede "entender" un idioma y "no entender" otro. Además, una frase en el primer idioma (el que se entiende) se puede o no "comprender". En cambio, una frase en el segundo idioma (el que no se entiende) resultará siempre imposible de "comprender".
  2. Por lo tanto, es posible "entender" una frase pero no "comprender" lo que significa. Por ejemplo: “lo obvio es invisible” (esto es incomprensible, aunque muy bien podría formar parte del paródico artículo de Alan Sokal "Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravedad cuántica").
  3. Es distinto "entender" que fumar perjudica la salud de uno mismo y de quienes nos rodean, que "comprenderlo", pues éste es el primer paso para dejar de fumar.
  4. En una conversación, no es lo mismo que te respondan “te entiendo, pero…” (no te comprendo) que “te comprendo” (si "se comprende" no hay “pero” alguno detrás).
  5. Entendemos que en el mundo miles de personas mueren diariamente debido a malnutrición o víctimas de guerras, ¿pero lo comprendemos?
Pues bien, aclarado el significado, volvemos a reiterar la necesidad de que nos entiendan y comprendan (aunque no estén de acuerdo con nuestros planteamientos) y que entendamos y comprendamos los planteamientos de nuestro interlocutor (aunque no estemos de acuerdo con ellos). Esto podrá parecer reiterativo, pero, por su extrema importancia, creemos que es absolutamente recomendable incorporar esta preocupación, en forma de compromiso, a nuestra ética personal.

Por lo tanto, en primer lugar, entendimiento. Si nuestro interlocutor no está a nuestra altura cultural o intelectual, intentemos nivelarnos. Si su nivel es más bajo, nos debería resultar fácil (viene al pelo la frase de Aristóteles: "las enseñanzas orales deben acomodarse a los hábitos de los oyentes"). Si su nivel es más alto, no nos duelan prendas de manifestar nuestra incapacidad para entenderle y solicitar un léxico menos formal o "erudito". Y si no conseguimos establecer en la comunicación un nivel aceptable de entendimiento, no vale la pena seguir.

En segundo lugar, una vez entendido el mensaje, pasamos a la comprensión. En este caso, debe quedar claro que, en este artículo, estamos hablando de comunicación, no de proselitismo ni de adoctrinamiento, conceptos que, no necesariamente precisan comprensión. Puede ser suficiente con un adecuado "lavado de cerebro".

Por lo tanto, debemos intentar (esforzarnos en) comprender y que nos comprendan, con total independencia de compartir o no los planteamientos mutuos. Sin comprensión, tampoco hay comunicación. Y si, tras repetidos esfuerzos, la comprensión no es posible, será porque el mensaje (en uno, otro o ambos sentidos), mal que nos pese, es incomprensible. Entonces, mejor dejarlo ("De lo que no se puede hablar, mejor callarse", Wittgenstein).

Por último, resumiremos los principales enemigos de la comunicación y, consecuentemente, de nuestra relación con el entorno:
  1. Falta de entendimiento por errores gramaticales o de sintaxis o por la utilización de terminología no explicada o demasiado erudita,
  2. Falta de entendimiento por ausencia de esfuerzo de nivelar las partes,
  3. Falta de comprensión por la utilización de conceptos inusuales o novedosos en extremo a los que, por definición, no tiene acceso la otra parte,
  4. Falta de comprensión por ausencia de esfuerzo en explicar lo inexplicable o incomprensible para la otra parte.
A estos cuatro habría que sumar la dificultad inherente (y omnipresente) de exponer nuestros pensamientos mediante el lenguaje oral o escrito (en este caso, menor, por cuanto nos permite la reflexión y la corrección del texto) el cual, a fin de cuentas, no es más que una convención simbólica. Aunque, a pesar de su capital importancia, este tema, objeto de gran atención filosófica, queda fuera del alcance de este artículo.

Por lo tanto, si deseamos una relación adecuada, enriquecedora y mutuamente beneficiosa con nuestro entorno, desterremos de nuestra conducta los cuatro enemigos anteriores e incorporemos a nuestra ética personal las buenas prácticas de una comunicación bidireccional oral o escrita de calidad y excelencia.

"Ayúdame a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor" (Antonio Machado)

"Los hombres son siempre más propensos a creer lo que no entienden, y las cosas oscuras y misteriosas tienen más atractivo a sus ojos que las claras y fáciles de comprender" (Cayo Cornelio Tácito)

"Nada comprende el que una parte no comprende" (Séneca)

1 - La falta de preocupación por clarificar el significado de la terminología o de los conceptos objeto de diálogo o debate (incluso de publicación) es, a mi modo de ver, una de las mayores lacras del discurso filosófico y la causa principal de la deficiente comunicación en cualquier disciplina.

4 comentarios:

  1. Estimado Germán>. Reciém leo esto hoy 20-5-17, Soy psicólogo clinico,psicólogo social y Dr.en Neurociencias.
    Me gsutaron lazs deficiciones dadas, aunque desconozco su origen y validez. Aquñin el mrgentina y en algunos países de latioamérica, solemos sobrentender lo que ni siquiera hemos entendido e intenmso entebnder loque tampoco hemos comprendido. Y así estamos. La Unesco sugiere que se enseñe la comprension en los niños, quienes vienen del nacimiento con ella dede su concepción, o sea es nuestra genética que sigue enriqueiciéndose , vaya uno a saber cómo lo hacemos. En eso estamos los que trabajamos en neurociencias. Y se las trae. ¿podrias aportar algo dese tu experincia?
    Con afeto Ramón Beltrán Costa
    BsAs 20-5-17
    ramonbc@telecentro.com.ar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Ramón, en primer lugar darte las gracias por tu comentario. Nada satisface más a un escritor que despertar atención. El origen de las definiciones es personal (no soy consciente de otro origen, aunque no lo descarto porque a menudo pienso que "todo está escrito"). Estoy de acuerdo con la Unesco. Hoy, en mi humilde opinión, en las nuevas generaciones se aprecia un alarmante déficit de comprensión (lectora o comunicativa) agravado por el más alarmante déficit de entendimiento debido al limitado vocabulario propiciado por la omnipresencia de las redes sociales y su exagerada parquedad de vocablos, la simplificación del argot y el abuso de los emoticonos. Soy pesimista y creo que esto no tiene solución. Estamos en franca regresión del conocimiento general de la sociedad y "el peligro de una especialización cada vez mayor en el conocimiento es que sabremos cada vez más de menos hasta llegar a saberlo todo de nada" (Sonia Fernández Vidal. Desayuno con partículas, pág. 232), frase que suscribo al 100%

      Eliminar
  2. Excelente artículo me ayudó a comprender la diferencia entre un concepto y otro,saludos desde Venezuela este artículo me ha inspirado para escribir un artículo,ya que en mi tierra tenemos un grave problema que muchos entienden pero no comprenden .

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias por su amable comentario. Abundando en el tema me permito adjuntar una canción: https://youtu.be/j015eyHpQ8A

    ResponderEliminar