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martes, 7 de agosto de 2012

Tolerancia, Valores y Límites

En pocas palabras...
No creo que nadie esté en desacuerdo si afirmo que la tolerancia es un Valor, aplicando a este concepto una consideración objetiva, alejado de la subjetividad humana; como algo que "vale" en sí mismo y que lo hace "valioso" (este concepto está en absoluta oposición con la generalizada creencia de que es el Valor lo que hace a algo "deseable"). La concepción utilizada le confiere también al Valor una consideración "positiva". Algo que, si se incorpora a nuestra ética personal, lo hace de forma desinteresada, porque creemos que nos puede enriquecer como persona, sin tener en consideración factores mercantilistas o utilitaristas. Por lo tanto, resulta obvio que considero conveniente incorporar la tolerancia a nuestra ética personal.

Mi reflexión es que, a pesar del carácter objetivo que le he atribuído, resulta inevitable aplicar una cierta dosis de subjetividad. Esta subjetividad tiene tres componentes: a) su posición jerárquica en nuestra "escala de valores", b) los elementos que van a ser objeto de tolerancia y c) los límites en su aplicación.

Con la primera no hay mucho que discutir. Cada uno la puede situar donde crea conveniente (en cualquier caso, sería deseable no situarla muy abajo). Ya hemos definido que la tolerancia es un Valor.

Debemos también definir, en el ámbito de nuestra ética, el objeto de nuestra tolerancia. La tolerancia viene expresada como una reacción frente a algún elemento externo (acto, situación, circunstancia) del cual tenemos conocimiento. Y, en el caso de ser tolerante, la reacción es, precisamente, aceptarlo sin más. Es decir, no reaccionar.
Por lo tanto, debemos tener muy claros los hechos o situaciones que hemos decidido sean objeto de nuestra tolerancia. Tanto si hablamos de nuestra postura ante los grandes temas morales (derechos humanos, homofobia, religión, xenofobia, etc.) como los relacionados con nuestro "ego" (discrepancias de opinión, desplantes, etc.).
Resulta adecuado también reflexionar sobre la influencia de la moral dominante en nuestra colectividad sobre los objetos de nuestra tolerancia. Porque, a pesar de que hemos definido la tolerancia como un Valor "positivo", qué duda cabe que se puede ser tolerante con hechos o situaciones tan negativos como, por poner un ejemplo, la violencia (de género o general).

A este respecto, en el caso particular de los medios de comunicación, incluyo el siguiente extracto del ensayo "Tolerancia represiva" de Herbert Marcuse: "Si un periodista informa de la tortura y asesinato de defensores de los derechos civiles con el mismo tono carente de emoción que emplea para hablar del mercado de valores o del tiempo, o con el mismo tono que emplea para los anuncios comerciales, entonces tal objetividad es falsa, y aún más, ofende a la humanidad y la verdad al mostrar calma cuando debe sentirse indignación, al abstenerse de hacer acusación cuando la acusación está en los hechos mismos. La tolerancia expresada con tal imparcialidad sirve para minimizar e incluso absolver a la intolerancia y opresión que se dan en la realidad. Si la objetividad tiene algo que ver con la verdad, y si la verdad es algo más que una cuestión de lógica y ciencia, entonces tal clase de objetividad es falsa, y tal tolerancia inhumana".

Pero con el tercer componente subjetivo empiezan los problemas. Las preguntas que me asaltan son las siguientes:
  1. La tolerancia ¿Es un Valor binario? Es decir ¿Se es tolerante o se es intolerante?
  2. Si no es un Valor binario, ¿ésto significa que debe tener límites?
  3. Si debe tener límites, ¿obedecen a unas reglas personales racionales e inamovibles?
  4. O, por el contrario ¿es lícito o justificable que los límites dependan de las emociones como reacción instintiva?
Vamos a reflexionar sobre ellas:

1. Creo que la tolerancia sólo es un valor binario para determinados elementos. Por ejemplo, quien sea tolerante con la libertad religiosa, normalmente, será intolerante con el fundamentalismo. Esto significa que, en casos similares, no hay límites. En cualquier caso, será nuestra la resposabilidad de la aplicación de la dosis de "relativismo" que nos parezca oportuna.

2. Ha quedado parcialmente respondida en la cuestión anterior, la cual se refiere a los elementos de más importancia, los "trascendentales". Todos los elementos que no queden incluidos, pueden (y deben) tener establecidos unos límites de tolerancia (o de intolerancia).

3. Todos nuestros límites de tolerancia deberían haber sido establecidos tras un proceso de análisis racional. En resumen, se trata de establecer los límites de nuesta aceptación. El umbral que, si se supera, provoca nuestra reacción. Esto está muy bien, pero, ¿existen reacciones instintivas?

4. Si, pero, en mi opinión, se limitan a hechos que nos afectan directamente, en el entorno próximo, con el sujeto que los provoca claramente identificable. Nada que ver, por desgraciado ejemplo, con una masacre en Siria. Dado que afectan a nuestra persona, la reacción debería depender de si la acción sufrida representa una "ofensa" o un "daño". La "ofensa" está dirigida al componente mental o psíquico, que calificaremos como nuestro "ego" (ejemplo, un insulto o una discrepancia) y el "daño" debería quedar circunscrito al componente físico (un pisotón o un puñetazo).
Será bueno que adoptemos la sabia máxima de que "No ofende quien quiere sino quien puede". Y la llave de la ofensa está en nosotros. No se debe considerar como ofensa un simple daño a nuestro "ego" (puede ser adecuado consultar esta entrada relacionada). Si aplicamos este principio, la tolerancia no puede ser más racional.
En cambio (a menos que nuestra ética incorpore el principio de "poner la otra mejilla"), ante un daño, o la inmediatez del mismo, están justificadas tanto la tolerancia cero como las reacciones instintivas. Llamo la atención sobre el término "inmediatez". No resultaría adecuado el guardar la respuesta más allá de lo razonable, lo que la convertiría en una reacción racional, no instintiva.

"Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio" (Mahatma Gandhi)

"Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano" (Walt Whitman)

"Tolerancia significa disculpar los defectos de los demás; tacto, no reparar en ellos" (Arthur Schnitzler)

"Tolerancia es esa sensación molesta de que al final el otro pudiera tener razón" (anónimo)

2 comentarios:

  1. Curiosamente concibes el "Valor" como una propiedad objetiva, igual que Max Scheler (1874-1928). Ahora bien, no entras en el problema de cómo discernir lo que es un "valor" objetivo, por ejemplo, la tolerancia, de aquello que no lo es. Scheler contestaría que además de la actividad sensible y racional, existe una tercera forma de actividad que es la actividad extrateórica, y que él define como "intuición emocional", que capta aquello que es un "valor" de forma inmediata.

    Pero dejando a un lado el problema de cómo discernir lo qué es un valor, y aun el de si hay valores objetivos (yo creo que sí), y todavía el de, suponiendo que haya valores objetivos, cómo diferenciarlos de los subjetivos, ¿cuál es el principal problema que, a mi entender, plantea el valor objetivo de la tolerancia? Tú lo señalas al advertir sagazmente que en cuanto al objeto de la tolerancia hay en la práctica objetividad. Por ejemplo, hay muchas personas que por sus creencias no son tolerantes con la eutanasia en el caso de condiciones terminales de vida muy difíciles y dolorosas. ¿Debiera ser la eutanasia objeto de la tolerancia de todos? (Yo creo que sí, por razones que no viene al caso explicar aquí). En consecuencia, en la práctica tenemos un gran problema en cuanto al objeto de la tolerancia, muy difícil de resolver, por cuanto intervienen creencias, percepciones subjetivas, etc.

    El problema que tenemos con el objeto de la tolerancia se encuentra estrechamente ligado al que tenemos con la misma ética. ¿Qué conductas son éticas y cuáles no? y, en consecuencia, ¿qué conductas debemos tolerar y cuáles no? Seguramente todos los seres humanos, debido a nuestra humanidad común, compartamos una ética de mínimos; pero porque tenemos creencias, concepciones de la vida, etc., diferentes, etc., nunca de máximos. Entonces, ¿cuál debe ser la norma, ya que en la ética misma no podemos encontrarla y tiene que haberla, que nos sirva para segregar lo tolerable de lo intolerable? Algo has apuntado tú al respecto de esta norma. A mi modo de ver debe de ser el DAÑO. De ningún modo deben tolerarse conductas (al margen de la consideración ética que a cada uno le merezcan) que causen daño a los demás. Si se aplicase esta norma, por ejemplo, en el caso de la eutanasia antes citado, a las personas que libremente y en normal uso de sus facultades mentales, deciden no continuar su vida en situaciones terminales y dolorosas, no se las debería obligar a no poder poner fin a su vida de una forma humana y digna, puesto que se las está causando un daño objetivo (dudo mucho que las instancias políticas y religiosas me vayan a hacer caso, ya se sabe que su fuerte no es precisamente pensar).

    En suma, no puede haber unanimidad en cuanto al objeto de la tolerancia, ya que no es posible hablar de una ética de máximos, ni este objeto, por lo tanto, puede fijarse desde la estricta ética, por lo que es necesario fijar una norma que nos permita saber con qué conductas, independientemente de la ética personal que cada uno profese, jamás se debe ser tolerante. Y a mi modo de ver esta norma tiene que ver con el DAÑO. Ninguna conducta que dañe psicológica, moral o físicamente a otro ser humano debe ser nunca tolerada.

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    1. Acertadas reflexiones. En cuanto a la consideración de la tolerancia como Valor objetivo, puntualizo que me refiero a la Tolerancia como concepto, no a los particulares elementos que cada uno de nosotros, subjetivamente, incorporamos a "nuestra" tolerancia. Por lo tanto, no entro a especular sobre si, por ejemplo, la eutanasia, es o no es objetiva y conceptualmente candidato a la Tolerancia. Esto se lo dejo al individuo. A su ética personal

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